Sostenible


Una vivienda es sostenible cuando está concebida con extrema atención y consideración hacia el medio ambiente, las circunstancias ecológicas, sociales y económicas del entorno y el futuro de las generaciones venideras. Y esta preocupación abarca la construcción, el funcionamiento y la futura destrucción de la casa.

El diseñador Poul Kjærholm afirmaba que sus muebles eran sostenibles, porque la calidad con que estaban hechos garantizaba su uso durante muchos años. De forma paralela, podríamos decir entonces que los 9 atributos de la casa abierta son también factores de sostenibilidad porque, al permitir que los habitantes puedan adaptar su vivienda a las necesidades reales de cada momento, aumenta la vida útil de la construcción y las modificaciones a realizar son sencillas y requieren de poca energía y materiales.

Para respetar la naturaleza donde se implanta una construcción primero hay que conocerla. Esta es la razón por la que el arquitecto australiano Glenn Murcutt se concede doce meses antes de empezar a diseñar una casa. Durante este año completo visita una y otra vez el lugar para estudiar la topografía, la vegetación, las variaciones estacionales de temperatura, el régimen de vientos, los ángulos solares, la humedad ambiental y la vida animal, al tiempo que reflexiona sobre la mejor respuesta funcional a las necesidades del cliente. Para él, un edificio debe ser “un instrumento que interpreta la partitura que le ofrece la naturaleza”.  En 1994 proyectó la Casa Marika-Alderto para un mandatario aborigen australiano. El proyecto nace a partir de las condiciones climáticas del lugar, pero también tiene en cuenta aspectos culturales de este pueblo, como el concepto aborigen de “tocar la tierra ligeramente”, la imposibilidad de que los niños y las niñas puedan tener comunicación verbal ni contacto visual, y la necesidad de disponer de una amplia visión del horizonte.

1994 Glenn Murcutt: Casa Marika-Alderto Yirrkala, Australia

El siguiente ejemplo está localizado en la ciudad noruega de Trondheim, en donde el municipio intentaba reconvertir, con una fuerte oposición local, un barrio obrero del siglo XIX en una zona industrial. En los años 80 diversos grupos alternativos “okuparon” algunos edificios sin uso y en el año 2001, tras años de lucha, el municipio abandonó sus planes industriales y declaró la zona “Área experimental ecológica, urbana y semiautónoma”. Desde entonces, algunos de los edificios que se levantaron en el barrio partieron de concursos creados y resueltos con la participación de la comunidad local. Las Viviendas Svartlamoen (2005) nacen de uno de ellos, convocado con el propósito de obtener soluciones residenciales sostenibles y de bajo coste. Este proyecto recurría a la prefabricación, de tal modo que el edificio se podía montar en tan solo diez días. La madera era el único material de toda la construcción porque, además de ser muy abundante en Noruega, requiere de mucha menos energía que la producción de acero o aluminio, siendo uno de los materiales más sostenibles de los que disponemos. Las divisiones interiores y el mobiliario también eran de madera, por lo que podían ser manipulados con facilidad por los propios usuarios.

2005 Brendeland y Kristoffersen arkitekter: Viviendas Svartlamoen, Trondheim, Noruega

Otros proyectos sostenibles están centrados en el aprovechamiento energético, recurriendo a sistemas de calefacción y refrigeración ecológicos que se sirvan de fuentes de energía renovables. Thomas Herzog es un arquitecto alemán, experto en arquitectura bioclimática, además de un comprometido activista de la energía solar. En sus proyectos trabaja a partir de las condiciones climáticas del lugar, sirviéndose de tecnológicas pieles arquitectónicas. En la época en que era profesor de Arquitectura en la Universidad Técnica de Munich (TUM), desarrolló dos proyectos de captación solar. Uno era una vivienda unifamiliar y el otro una agrupación colectiva de viviendas. En ambos casos recurrió a una cubierta acristalada, inclinada hacia el sur, que llegaba hasta el suelo, y que convertía todo el espacio interior en un gran invernadero. De este modo, la radiación solar se almacenaba durante el día en el pavimento, y este calor se liberaba durante la noche, calentando la casa. El calor excesivo podía ser expulsado mediante una ventilación cruzada creada por unas aberturas ubicadas en el lado norte del edificio. Ambos proyectos sitúan grandes árboles en la parte sur, que proporcionan sombra a la construcción en verano, evitando una sobrecarga térmica, y ubican en la cara norte una banda de instalaciones dotada de gran aislamiento.

1982 Thomas Herzog: Viviendas de captación solar, Munich

Otra fuente de energía respetuosa con el futuro del planeta es la geotermia. Un gran ejemplo del uso de este sistema es el proyecto Linked Hybrid (2008) en China, de Steven Holl architects, una propuesta urbana tridimensional que integra gran variedad de usos. El complejo Linked Hybrid está formado por ocho torres residenciales que se elevan sobre un basamento y sustentan, cerca de su coronación, una “calle en el cielo”, de uso público, con espectaculares vistas sobre la ciudad. Esta calle pública alberga una piscina, un gimnasio, cafeterías, galerías y un auditorio. Debajo de la edificación existen unos pozos geotérmicos, que proporcionan la energía necesaria para el 70% de la calefacción y refrigeración de las viviendas y las amplias zonas comerciales que incluye el proyecto. Gracias a ello, las cubiertas pueden ser zonas verdes, minimizando la contaminación acústica y las emisiones de CO². El proyecto también incorpora un sistema de reutilización de aguas grises para las cisternas de los baños, el estanque y el riego de las cubiertas verdes, lo que supone un ahorro del 41% del agua potable. El diseño del interior de las viviendas se apoya en el concepto de hinged space (espacio bisagra) desarrollado por Steven Holl en proyectos anteriores como, por ejemplo, sus Apartamentos en Fukuoka (1991), dotando a las viviendas de una gran versatilidad.

2008 Steven Holl architects: Linked Hybrid. Beijing, China