Casa Rietveld-Schröder


Arquitectos:
Gerrit Rietveld

Lugar:
Utrecht

Año:
1924

Estado:
Construido

Atributos:

Tipologías:
:
Etiquetas:
:

 

1920-35. Planta libre y flexibilidad interior

Los experimentos de la segunda mitad del siglo XIX con las nuevas estructuras de acero y hormigón llegaron a la vivienda colectica con el cambio de siglo. Las nuevas técnicas y materiales permitían crear estructuras porticadas que liberaban los muros interiores y las fachadas de su antigua función sustentante. Los primeros ejemplos de estas nuevas posibilidades técnicas fueron la casa Tassel (1893), en Bruselas, de Victor Horta, con estructura metálica, y el edificio 25 bis de la rue Franklin (1903) en París, de Auguste Perret, en hormigón armado. Este progreso fue recogido por Mies van der Rohe, en su proyecto para el concurso de un nuevo rascacielos de vidrio para la Friedrichstrasse de Berlín (1921).

Este gran avance estructural dotó a la arquitectura de una nueva libertad compositiva, bautizada por Le Corbusier en 1926 como planta libre y fachada libre. Este adelanto provocó una profunda revolución conceptual en toda la arquitectura, y permitió la aparición de variadas propuestas residenciales que exploraban la versatilidad y la adaptabilidad de las viviendas. De entre todas ellas podemos destacar las siguientes:

 

1924. Gerrit Rietveld: Casa Rietveld-Schröder. Utrecht

El arquitecto holandés Gerrit Th. Rietveld es conocido, sobre todo, por su silla roja y azul y por su casa Rietveld–Schröder, ambas creadas a una edad muy temprana. La silla la diseñó con 30 años, y 6 años más tarde finalizó su casa Rietveld–Schröder, el primer proyecto de arquitectura de su vida. Esta casa se convirtió, con el tiempo, en el entorno doméstico flexible más famoso de su época y una de las viviendas cumbres de la historia de la arquitectura del siglo XX.

La casa Rietveld–Schröder materializa uno de los ideales del movimiento moderno: una planta en la que los muros interiores, liberados de toda función sustentante, puedan ser modificados o sustituidos. Rietveld logra construir este anhelo común dos años antes que Le Corbusier enumere la planta libre dentro de sus cinco puntos de una nueva arquitectura y tres años antes del primer interior flexible de Mies van der Rohe: su bloque de viviendas de la colonia Weissenhofsiedlung.

Gerrit Th. Rietveld nació en Utrecht, Holanda, en 1888. Su padre era ebanista y el joven Rietveld, al finalizar la educación primaria, empieza a trabajar en el taller familiar mientras, por las tardes, acude a clases en la escuela de artes y oficios de su ciudad natal. En el taller de ebanistería de su padre se construían muebles historicistas, según el estilo de la época. Rietveld, en cambio, empezó a experimentar de acuerdo con las nuevas corrientes artísticas.

Como recordaba el propio Rietveld: “Cogíamos un aparador y eliminábamos toda la decoración, las molduras y otros elementos no esenciales. De esa forma, los aparadores volvían a convertirse en cajas”.[1] En 1908, siguiendo este proceso, crea la primera de sus sillas reducida a sus elementos esenciales: patas, asiento y respaldo.

En 1911 se casa con Vrowgien Hadders, con quien, entre 1913 y 1924, tendría 6 hijos. Tras el nacimiento de su primer hijo, Rietveld comienza a diseñar diversos muebles para niños, sobre todo sillas y tronas, aunque también construye un carrito de madera para llevar a los niños, su Hobble cart.

En 1917, con 29 años, abre su propio taller de mobiliario en Utrecht, independiente de su padre, para dedicarse al diseño y fabricación de muebles acordes con sus ideas. Rietveld analizaba cada mueble, concentrándose en su significado, forma y función, tratando de reducirlo a sus funciones inherentes: sostener, servir de apoyo o almacenar. También estaba interesado en la relación que establecen los muebles con el espacio circundante, su “acción espacial”.

[1] Marijke Kuper: Una introducción a la obra de Gerrit Th. Rietveld. 2G Casas Rietveld . GG, Barcelona, p.6.

Gerrit Th. Rietveld. 1918_sentado frente a su taller en la futura silla Roja y Azul. 1920_con sus tres hijos mayores en su Hobble cart.

En 1919 Van Doesburg le invita a entrar a formar parte del grupo De Stijl. Desde entonces, Rietveld empieza a publicar sus diseños en la revista homónima del grupo. Su primer artículo en la revista De Stijl, escrito con 31 años, mostraba el tipo de unión de madera que había utilizado en una silla para niños de 1908. En lugar del ensamblaje tradicional, con una junta a caja y espiga, Rietveld había superpuesto los listones o travesaños, uniéndolos entre sí mediante pasadores. Rietveld utilizó unas uniones similares en una silla que diseñó en 1918 que, en su versión coloreada, se convertiría en la famosa silla roja y azul. La primera versión, aún sin pintar, apareció en 1919 en la revista De Stijl. Rietveld explicaba que su estructura permitía que la silla se mantuviese ‘libre’ y ‘limpia’ dentro del espacio circundante.

En 1920 Rietveld empieza a pintar sus muebles con los colores aprobados por los pintores De Stijl: rojo, amarillo, azul, negro, blanco y grises. Ese año pinta su silla de 1918 en rojo, amarillo, azul y negro, convirtiéndose en la silla roja y azul. Para Kenneth Frampton esta silla supone la primera aplicación de la estética neoplasticista a las 3 dimensiones.[1]

[1] Kenneth Frampton: Historia crítica de la arquitectura moderna. GG. México, 1983. Edición 2009, p.145.

1918: Upright chair. 1919: Prototipo silla Roja y Azul. 1921: interior con sillas y aparador

En 1923, con 35 años, empieza a incorporar formas asimétricas en su mobiliario, siguiendo la estética De Stijl. Su primer diseño asimétrico es la silla Berlín. En paralelo al diseño de muebles Rietveld realiza en sus primeros años diversos proyectos de interiorismo. En 1920 amuebla la casa modelo de un bloque de apartamentos del arquitecto J.J. Oud, miembro de De Stijl, en 1922 diseña el interior de la clínica Hartog, y en 1923 reforma una tienda de piel y cuero de Utrecht, sustituyendo la fachada de piedra por una enorme fachada de vidrio de 8 x 2 metros. Pero el proyecto de interiorismo más importante para su vida posterior fue un encargo modesto: una pequeña reforma en la casa familiar en Biltstraat del abogado F. Schröder y su mujer, Truus Schröder-Schräder. Esta reforma le permitió conocer a Truus Schröder, la mujer que revolucionaría su vida.

En 1923 muere F. Schröder y Truus Schröder queda viuda con sus tres hijos, de 12, 11 y 6 años. Truus decide dejar la casa familiar de Biltstraat e irse a vivir a las afueras de Utrecht. Truus le pide a Rietveld que le ayude a buscar el terreno y le diseñe su futura casa. “Quizás ya entonces Rietveld y ella mantenían una relación sentimental y, si no era así todavía, la iniciaron al empezar a colaborar en el proyecto de la casa”.[1]

[1] Casa Rietveld–Schröder. Gerrit Th. Rietveld. 2G Casas, GG, p.44.

Gerrit Th. Rietveld. Truus Schröder y casa Rietveld–Schröder

La casa Rietveld-Schröder fue el primer proyecto de arquitectura completo de un arquitecto sin experiencia. Arquitectos famosos por su primera obra construida hay algunos, pero en este caso se trata del primer edificio proyectado por Rietveld en su vida, a los 36 años de edad.

La casa se suele denominar como Rietveld-Schröder en reconocimiento a la importancia que tuvo Truus Schröder en su diseño. Según el crítico William JR Curtis: “Parece probable que fuera ella la inspiradora de algunos de los aspectos más ‘revolucionarios’ del edificio, como el carácter abierto de la ‘planta libre’ superior y algunos de los ingeniosos muebles empotrados”.[1]

Truus Schröder era una pionera. Había estudiado en Londres y Hannover, tenía espíritu progresista y era una gran amante del arte. Para su propia vivienda deseaba un ambiente no convencional para vivir junto a sus tres hijos. Rietveld y ella encontraron un solar vacío en el extremo de una hilera de viviendas de finales del siglo XIX. Era el último terreno de Utrecht hacia el este y, como tal, disponía de bellas vistas sobre el campo circundante.

Truus Schröder pidió a Rietveld vivir en la planta alta, disfrutando de las vistas sobre los prados y árboles, de tal modo que ella y sus tres hijos pudieran vivir unidos pero disponiendo de independencia. Rietveld empezó dibujando tres habitaciones para esta planta, una para sus dos hijas, otra para su hijo, y otra para ella.

Entonces Truus le preguntó:      “can those walls go too?”

A lo que Rietveld contestó:        “with pleasure, away with those walls!” [2]

De esta forma, con las ideas de Truus y con los planos de Rietveld, crearon la planta alta de la casa como un espacio abierto y único que puede ser dividido en diferentes zonas mediante puertas correderas.

[1] William JR Curtis: La Arquitectura Moderna, desde 1900.  GG, Barcelona, 1982, p.100.

[2] Paul Overy: The Rietveld Schröder House. Entrevista a Rietveld en 1963. The MIT Press, 1988.

1924. Gerrit Th. Rietveld: Casa Rietveld–Schröder. Planta alta

Rietveld, ebanista de formación, diseñó para esta planta un complejo sistema de tabiques, plegables y desplazables, que pueden abrirse hasta conseguir una planta completamente libre, pero que también pueden cerrarse para independizar las diferentes estancias. La planta alta de la casa se convirtió así en un espacio abierto y flexible. Las particiones correderas tienen partes con bisagras que funcionan como puertas y los cambios en el pavimento sirven para indicar las distintas separaciones que pueden realizarse. Cuando todas las particiones están cerradas la planta queda dividida en un distribuidor, una sala de estar, tres dormitorios y un baño.

1924. Gerrit Th. Rietveld: Casa Rietveld–Schröder. Cierres de planta alta

El ansia por poder abrir al límite el espacio justifica muchos de los inventos y sistemas de esta casa. En el baño, por ejemplo, Rietveld ideó un sistema de puertas giratorias y correderas de forma que, cuando no se usa, solo queda cerrado la mitad de su espacio.

1924. Gerrit Th. Rietveld: Casa Rietveld–Schröder. Cierres en baño

El actual estatus icónico de la casa proviene tanto de su interior flexible, atribuible en gran parte a Truus, como de su imagen modernista De Stijl. Esta estética supuso la aplicación a la arquitectura de las investigaciones, sobre el espacio y el color, que Rietveld había experimentado en sus muebles.

Curiosamente, ni Van Doesburg ni ninguno de sus colaboradores de la revista De Stijl prestaron mucha atención a esta casa. Entre 1924 y 1928 no se publicaron más de cuatro fotos de la casa, sin ningún texto que las acompañase. Los arquitectos y artistas de De Stijl no vieron entonces que la casa Rietveld-Schröder se convertiría, con el tiempo, en el icono de su movimiento.


Habitar implica una acción

La casa Rietveld–Schröder supone la materialización del aforismo de Rietveld: “habitar implica una acción” [1] ya que casi nada se puede hacer en su planta alta sin un esfuerzo previo. Vivir en la casa Rietveld-Schröder exigía una actitud activa. La planta alta puede ser utilizada con las divisiones cerradas, sin ellas o con diferentes configuraciones intermedias. Cuando la planta está completamente abierta funciona como un amplio salón con un baño recogido en uno de sus extremos. Previamente a realizar cualquier actividad, como bañarse, dormir o comer, siempre hay que mover algún elemento como, por ejemplo, abrir o cerrar las particiones correderas, desplegar el sofá y convertirlo en cama o extender una mesa plegable. Y todo ello debe hacerse siguiendo un determinado orden.

[1]  Gerrit Th. Rietveld: Interiores (1947). Publicado en Kuper, Marijke; Van Zijl, Ida: Gerrit Th. Rietveld 1888-1964. The complete Works. Centraal Museum Utrecht, Utrecht ,1992. Citado en 2G Casas nº 39 y 40. 2006. Marijke Kuper: Las casas de Rietveld, p.36.

1924. Gerrit Th. Rietveld: Casa Rietveld–Schröder. Cierres de planta alta

Rietveld pensaba que las casas tradicionales provocaban una actitud pasiva de vivir y que los arquitectos del momento dedicaban un nulo interés a reconsiderar la función y el uso de los espacios de las viviendas que proyectaban, conformándose con reproducir sus formas tradicionales. Para Rietveld, habitar una casa debía ser una ‘acción consciente’.[1] La casa Rietveld–Schröder se creó sobre la premisa de que la vivienda debía estimular la actividad y la conciencia de sus ocupantes.

Con el tiempo el propio Rietveld reconoció que la aparente libertad que ofrecía esta casa no era tan cierta, porque el sitio y la forma de realizar cada actividad estaba previamente planificado. Su libertad, en realidad, era restrictiva y la casa “dictaba la vida y el comportamiento de sus ocupantes”. Tres años después de finalizar su construcción, Rietveld escribe a J.J. Oud: “De repente, todo el asunto me resulta repugnante; todos esos espacios para estar o sentarse cuidadosamente calculados. Tienes que comer así, la comida entra por aquí, ahí es donde te sientas para admirar las vistas, ahí recibes a los invitados, una persona se sienta aquí, entonces das la vuelta a la silla y ahí está la otra”.[2]

A lo largo de su vida Rietveld construyó cerca de cien casas. Todas ellas cuentan con brillantes soluciones creativas, pero carecen del carácter imperativo de la casa Rietveld–Schröder. En el resto de sus viviendas Rietveld dejó al ocupante más libertad, evitando caer de nuevo en el diseño total.

[1] Gerrit Th. Rietveld. The complete works. Centraal Museum Utrecht.1992. Rietveld Schröder House, nº 84.

[2] Gerrit Th. Rietveld. 2G Casas nº 39 y 40. 2006. Marijke Kuper: Las casas de Rietveld, p.37.

1924. Gerrit Th. Rietveld: Casa Rietveld–Schröder y foto de Truus en la planta alta

Espacio expansivo

Rietveld explicaba su silla roja y azul contando que su estructura permitía que la silla se mantuviese “libre” y “limpia” dentro del espacio circundante. En 1930, un año después de que la silla apareciera en la revista De Stijl, Rietveld escribió una carta a Van Doesburg en la que afirmaba que su objetivo era fabricar muebles que no obstruyeran el espacio y no interrumpiesen su continuidad.

Como afirma Marijke Kuper, gran estudiosa de Rietveld: “al igual que en el mobiliario, Rietveld intentó conseguir la continuidad espacial en su arquitectura permitiendo que los espacios se comunicasen entre sí y con el espacio infinito que rodea el edificio”. Marijke considera que esta casa es “la personificación de una arquitectura expansiva orientada hacia el espacio que la circunda”. [1] 

La casa Rietveld–Schröder suponía, para Kenneth Frampton, la materialización de los dieciséis puntos enunciados por Van Doesburg, fundador de De Stijl, en su texto Tot een beeldence architectur (Hacia una arquitectura plástica), puesto que es elemental, económica y funcional, antimonumental y dinámica, anticúbica en su forma y antidecorativa en su color.[2] El octavo precepto de Van Doesburg afirmaba: “La nueva arquitectura ha perforado la pared y, de ese modo, ha eliminado la separación entre el interior y el exterior. Las paredes ya no son de carga; se han reducido a pilares de apoyo. El resultado es una nueva planta abierta que difiere totalmente del concepto clásico, ya que el espacio interior y el exterior penetran el uno en el otro”.

Rietveld buscaba crear una arquitectura abierta y extrovertida. En la casa Rietveld–Schröder, en lugar de tratar la construcción como una caja cerrada que separara el interior del exterior, la consideró como parte del espacio en su conjunto. Las tres fachadas son asimétricas y tienen la misma importancia. En ellas los espacios interiores y exteriores fluyen suavemente entre sí. El ejemplo más expresivo de esta sensación se da en la ventana de esquina de la planta alta. En toda la casa las ventanas son abatibles hacia el exterior y tienen dos posiciones: cerradas o abiertas 90º. En esta esquina, al abrir las ventanas que la forman, la esquina desaparece y la fusión entre espacio interior y exterior es más explícita.

[1]  Marijke Kuper: “Una introducción a la obra de Rietveld”. En Gerrit Th. Rietveld, 2G Casas, p.6.

[2]  Kenneth Frampton: Historia crítica de la arquitectura moderna. GG, México, 1983. Edición 2009, p.147.

1924. Gerrit Th. Rietveld: Casa Rietveld–Schröder. Apertura de ventanas

Rietveld y Truus

Mies van der Rohe, separado de su mujer Ada y siguiendo el “creciente énfasis entre los modernos de Weimar en la libertad individual a expensas de las anticuadas restricciones matrimoniales” [1] fue pareja sentimental y profesional, durante años, de Lilly Reich, sin llegar a compartir casa común. Le Corbusier también llevó una vida al margen de un proyecto familiar estándar. En 1930 se casa con Yvonne, a la que conocía desde principios de los años 20, y ambos deciden no tener hijos, para así poder dedicarse enteramente al arte.

El caso de Rietveld y de Truus es aún más peculiar. Rietveld tenía seis hijos con su mujer, Vrowgien Hadders, cuando inicia una relación sentimental con su cliente Truus Schröder, mientras diseñan la casa de ella. Truus, viuda con tres hijos, se convirtió, tras acabar la casa, en interiorista de profesión. Rietveld y ella continuaron su relación durante toda su vida, manteniendo Rietveld, en paralelo, su vida familiar.

La construcción de casa de Truus finaliza en diciembre de 1924. Rietveld decide entonces dedicarse de lleno a la arquitectura, traspasando el taller de mobiliario a su ayudante Gerard van de Groenekan, e instalando su estudio en la propia casa Rietveld-Schröder, en una habitación en la planta baja con un pequeño espacio adyacente. Fuera del trabajo, Rietveld vivía con su mujer y sus seis hijos.

Rietveld y Truus Schröder diseñaron a partir de entonces, de forma conjunta, varios proyectos. En 1927, en paralelo a la Weissenhofsiedlung de Stuttgart, presentaron su standard home. Dos años más tarde, en 1929, proyectaron una casa con núcleo prefabricado, que era una vivienda creada a partir de un núcleo prefabricado que incorporaba todos los servicios. Alrededor de este núcleo se podían construir un número variable de habitaciones. En 1934 también diseñaron, conjuntamente, unas viviendas adosadas para Erasmuslaan.

Rietveld mantuvo su estudio en la casa de Truus 9 años, hasta que, en 1933, lo traslada a otra zona de Utrecht. Pero al año siguiente, en 1934, Rietveld empieza a proyectar su futuro apartamento familiar, encima del cine Vreeburg de Utrecht, y recurre de nuevo a Truus como colaboradora.

[1] Franz Schulze: Mies van der Rohe, una biografía crítica. Hermann Blume,1986, p.96.

1934-36. Apartamento Rietveld en Utrecht. Rietveld, su mujer Vrowgien Hadders y su hija mayor.

El apartamento familiar de Rietveld, creado con la ayuda de Truus y concluido en 1936, se desarrollaba detrás de una fachada de vidrio de 11 metros. Estaba formado por un espacio único que incorporaba ‘nichos’ en los que los hijos dormían, cerrados por cortinas. Solo la habitación de los padres y la cocina estaban separadas.

El mismo año que Rietveld entró a habitar su nuevo apartamento familiar, Truus se quedó sola al emanciparse el último de sus hijos. Rietveld y Truus, modificaron entonces la casa Rietveld-Schröder, de forma que ella pudiera vivir en la planta alta y la baja se pudiera alquilar. Cuando en 1958 muere la mujer de Rietveld, éste se traslada a la casa de Truus, permaneciendo allí hasta su muerte, en 1964. Desde este año Truus se convirtió en la protectora de su legado cultural y continuó viviendo en su famosa casa, creada por ellos dos, hasta el final de sus días, en 1985.

Rietveld afirmó en 1932: ”Resulta sorprendente que en todos los oficios los mejores profesionales no siempre son los que descubren o buscan lo nuevo. En este aspecto, los legos han realizado una contribución mayor. Sin conocer la profesión y todas sus dificultades, siempre me han corregido y criticado y me han indicado la dirección que conduce a la vida”.[1] El crítico de arquitectura Franz Schulze considera que, con estas palabras, se refería, sobre todo, a Truus Schröder.

[1]  Nieuwe Zakelijkheid in de Nederlandse Architectuur, en De Vrije Bladen, 9, 1932, p 8-9. Citado en Marijke Kuper: Las casas de Rietveld. 2G Casas. Gerrit Th. Rietveld. GG, 2006, p.34.