¿Somos conscientes de cuanto han cambiado nuestras vidas en las últimas décadas y de qué manera esto repercute en nuestras casas?
Cambios en el tamaño de las viviendas
El hogar tradicional ligaba una familia a un lugar específico. En él convivían todas las generaciones vivas de la familia, rodeadas de los recuerdos y objetos del pasado y un mobiliario que duraba “una eternidad” y pasaba de padres a hijos. Ahora las casas son pequeñas, con cada m² destinado a un uso específico previamente determinado y sin espacio para lo nuevo, para lo imprevisto, ni sitio para acoger a los mayores de la familia.
Cambios producto de la tecnología
Ahora, con una buena conexión de internet, estemos donde estemos, tenemos acceso a llamadas, correo, información, música, películas… Y podemos trabajar en lo nuestro desde cualquier lugar del mundo, incluso participando en reuniones de trabajo, o impartiendo conferencias. Estos avances tecnológicos, impensables hace 20 años, conducen a la movilidad y la interrelación de los espacios de vivienda y trabajo, anticipando la llegada de tipos de vida más dinámicos y menos ligados a un sitio específico. Somos cada vez más ligeros.
Cambios en los modelos de convivencia
Progresiva disminución de la duración de los compromisos afectivos. Aumento de la sucesión de separaciones y nuevas relaciones de pareja, con o sin hijos anteriores.
Progresivo aumento del número de personas que llevan una vida al margen de la familia convencional.
Disminución del número de miembros por hogar y del número de hijos por familia.
Crece el número de viviendas unipersonales, sobre todo en las grandes ciudades europeas, convirtiéndose en la forma mayoritaria de habitar los hogares. En los países emergentes es donde más está creciendo.
Cambios en los extremos de la pirámide de población
Los mayores aumentan su libertad de movimiento, convirtiéndose en personas más activas e independientes. Muchos “viejos jóvenes” centroeuropeos viven como aves migratorias, al sur en invierno en busca del buen tiempo y diversión, y al norte en verano para ver a sus familiares y amigos
Los niños de hoy, no solo están acostumbrados desde pequeños a convivir con las nuevas tecnologías sino que, además, están habituándose a vivir entre dos casas, la del padre y la de la madre, mudándose cada pocos días con sus pertenencias más necesarias, cómo ligeros nómadas.
Cambios en el contenido de las viviendas
Desaparecen las grandes estanterías que almacenaban discos, álbumes de fotos, diccionarios, enciclopedias, libros, películas y papeles de todo tipo, porque todo esto pasa a alojarse en un ordenador, o en una red.
Los muebles, e incluso la ropa, tienden a ser globales y económicos, por lo que son fácilmente prescindibles por un cambio de moda o una mudanza.
Cambios laborales
Progresivo aumento del número de personas que trabaja, total o parcialmente, en casa o en espacios de co-working.
Cambios en el modo de concebir el uso y propiedad de la vivienda
Crece el interés por concebir viviendas con amplios espacios y servicios compartidos, renacen las cooperativas y la legislación empieza a acoger otras formas de adquisición como la propiedad temporal (derecho de uso durante un número de años), o la compra parcial y progresiva de una vivienda. El auge de la economía colaborativa facilita el alquiler temporal de espacios de la vivienda, o de una vivienda anexa a la propia, no segregada.
Fuentes:
Instituto Nacional de Estadística (INE) Censo de población y vivienda 2011, (PDF)
Instituto Nacional de Estadística (INE) Censo de población y vivienda 2001. (PDF)
Instituto Nacional de Estadística (INE) Nulidades,Separaciones y Divorcios 2011, (PDF)
Instituto Nacional de Estadística (INE) Indicadores Demográficos Básicos 2011 (PDF)
Eric Klinenberg: El objetivo es vivir solo, no en soledad. New York Times 16-02-2012 (PDF)