Progresivo


Lo único permanente es el cambio.
William Fleming

Un objeto es progresivo cuando “progresa o aumenta en cantidad o en perfección”. Una vivienda es progresiva cuando incorpora en su planteamiento una futura mejora, bien en la calidad de sus componentes o bien en el tamaño del espacio habitable. Una casa progresiva está concebida para que sus usuarios puedan ir mejorando, a medio o largo plazo, su hábitat.

La progresividad y la adaptabilidad, el atributo anterior, son muy comunes en la arquitectura tradicional. La gran mayoría de esta arquitectura sin arquitectos está formada por viviendas levantadas por sus futuros habitantes, si acaso con la ayuda de algún vecino, dejando, en lo posible, espacio para un crecimiento futuro. En cada cambio familiar, los propios habitantes se encargan de adaptar su vivienda, mejorando su calidad o aumentando su tamaño mediante la incorporación de nuevas estancias.

Casa tradicional ibicenca

Dentro de un edificio de viviendas este doble atributo de progresividad y adaptabilidad se puede lograr, por ejemplo, mediante un apartamento anexo de menor tamaño que puede utilizarse conjunta o separadamente. Un ejemplo de ello son los apartamentos en Charlottenburg-Nord, Berlin (1956-61) de Hans Scharoun. En la actualidad, con el auge de los alquileres vacacionales (por días o semanas), esta solución es perfecta para aprovechar los mejores precios de los pisos amplios, rentabilizar la inversión, y tener la posibilidad de acoger visitas con total independencia. Y, de pensando en la incertidumbre futura de la vida actual, es un hábitat adaptable y progresivo, preparado para lo que venga.

1961 Hans Scharoun: apartamentos en Charlottenburg-Nord, Berlin

La progresividad es un atributo imprescindible en buena parte de los programas de ayuda destinados a dotar de una vivienda a la población desfavorecida o excluida. Cerca de 1.000 millones de personas, un 15% de la humanidad, habita en infraviviendas que carecen de unas mínimas condiciones. Como el problema es enorme, los recursos son siempre insuficientes y esta es la razón por la que estos programas de ayuda suelen optar por construir solo una parte de las viviendas, casi siempre unos sencillos núcleos de instalaciones, dejando que sean los propios usuarios los que completen sus casas, ampliándolas alrededor de este núcleo original, con los materiales y técnicas de que dispongan. Entre todos ellos, podemos destacar el Concurso PREVI (Proyecto Experimental de Vivienda), en Lima, del año 1968, que demandaba nuevos modelos de viviendas fáciles de construir y susceptibles de crecer en el tiempo, para poder entonces incorporar los talleres o negocios familiares, casas independientes para los hijos o abuelos, o admitiendo el alquiler de parte de la construcción como ayuda a la economía familiar.

1968 James Stirling. Concurso PREVI, Lima

El equipo chileno Elemental, con el arquitecto Alejandro Aravena a la cabeza, ha desarrollado numerosos proyectos sociales de viviendas progresivos. En todos ellos se construye inicialmente tan sólo la mitad de la vivienda, con unos acabados muy básicos, dejando espacio suficiente para que los propios habitantes, a medida que su economía se lo va permitiendo, puedan ampliar su casa al doble de su tamaño inicial o mejorar la calidad de los espacios interiores. Para facilitar esta expansión constructiva, la parte de la vivienda construida inicialmente suele incorporar los baños y la cocina necesarios para el estado final, una vez ampliada. Estos proyectos también incluyen espacios colectivos capaces de generar redes sociales, y durante la construcción se suelen programar talleres en donde los futuros habitantes aprenden las técnicas de construcción necesarias para ampliar y mejorar sus hogares.

2010 Elemental: 70 viviendas en Monterrey, México

2010 Elemental: Villa Verde. 484 viviendas y 3 sedes sociales. Constitución. Chile

2010 Elemental: Lo Barnachea. 150 viviendas y sede social. Santiago. Chile

Este planteamiento progresivo del hábitat también es válido para el primero mundo. Un primer ejemplo, muy parecido al anterior, serían las Casas experimentales en Almere (2002) del arquitecto holandés Herman Hertzberger. Estas viviendas desarrollan su programa en un volumen construido que deja, en paralelo, un gran espacio anexo vacío e “interpretable”. Cada propietario lo ha ido utilizando de modo diferente, o lo ha dejado para el futuro, pudiendo acomodarse entonces a las necesidades reales y a la economía del momento.

Un gran ejemplo de casa progresiva es la Sky House o Casa del cielo (1928), diseñada y construida por el arquitecto metabolista japonés Kiyonori Kikutake cuando tenía 30 años, convirtiéndose con el tiempo en su casa de toda la vida. Los metabolistas japoneses entendían las ciudades como organismos vivos y cambiantes, capaces de renovar sus partes de la misma manera que los organismos animales renuevan sus células. Para ellos, las células urbanas serían las viviendas, fabricadas en serie y ligadas a una infraestructura más permanente de calles y torres. Su idea era que cuando las cápsulas se desgastasen o se volvieran obsoletas, fueran reemplazadas por otras nuevas. La Casa del cielo se alza sobre cuatro patas alargadas de hormigón que dejan, bajo ella, espacio suficiente para futuras ampliaciones. Tres años después de su construcción Kikutake, con motivo de la llegada de su primer hijo, añadió la primera de las tres cápsulas colgadas que tendría la casa, que denomina Movenetts, a la que se desciende con una escalera de mano. Con el tiempo, la zona inferior de la casa se ha ido colonizando, de forma muy variada, mutando y reconvirtiéndose, una y otra vez, para adaptarse a las cambiantes necesidades de su habitante: Kiyonori Kikutake.

1958 Kiyonori Kikutake: Casa del cielo,Tokio

Otro ejemplo es la Yacht House (1983), proyectada por Richard Horden, un arquitecto británico que persigue incorporar una tecnología prefabricada y ligera en el hábitat, valiéndose de mecanismos de “transferencia tecnológica”. En esta casa, Horden ha trasladado a la arquitectura las ligeras estructuras de los barcos de vela. Sus clientes necesitaban una casa sencilla y barata capaz de ser montada y manipulada por ellos mismos y que, además, pudiera crecer. La vivienda pasó de 123 a 164 m² justo antes de su construcción, y aumentó, 10 años después, hasta 218 m².  La propia familia ensambló la casa, varió su configuración interior y amplió la construcción.

1983 Richard Horden y Horden Cherry Lee architects: Yacht house, New Forest, Hampshire

Un ejemplo de progresividad por aumento de calidad es la Casa en Coutras (2000), de Lacaton y Vassal. Esta vivienda también es una “casa apareada doble”, como la Casa Latapie (1993) mostrada en indeterminación. Está formada por dos invernaderos agrícolas yuxtapuestos. Uno de ellos dispone del aislamiento y acabados propios de una vivienda, mientras que el otro, sin uso definido, se deja en bruto. En el futuro los habitantes pueden acondicionarlo, si así lo desean, cuando sus circunstancias económicas lo permitan y su modo de vida lo requiera.

2000 Lacaton y Vassal: Casa en Coutras, Francia